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¿Qué es el abuso sexual en la infancia?

 

Se define como una relación caracterizada por la desigualdad o asimetría entre agresor y víctima, que incluye el uso de estrategias de coerción y la utilización del menor como objeto sexual.

 

¿Quiénes son más proclives a ser víctimas de abusos sexual en la infancia?

 

Las víctimas del abuso sexual en la infancia son en su mayoría de sexo femenino.

 

¿Qué sabemos del agresor?

 

Suele ser una persona muy próxima a la víctima, alguien habitual en su entorno. En un porcentaje muy elevado de las denuncias que se reciben sobre abuso infantil, se señala al padre de la víctima como agresor sexual. En estos casos en los que la agresión sexual es del padre hacia la hija, suelen traer las consecuencias más traumáticas para la víctima, probablemente porque representa la rotura de los vínculos familiares más básicos. Al ser abusada la niña a tan corta edad por un ser querido, puede implicar un poderoso aprendizaje de la víctima que la lleve a una gran inseguridad, desconfianza.

 

¿Las víctimas de agresión sexual tienden a sufrir un único episodio de abuso?

 

Lamentablemente las víctimas de abuso sexual infantil en el 44% de los casos no sufren un único episodio de abuso aislado sino que los abusos se repiten una y otra vez.

 

¿Qué consecuencias tiene la agresión sexual sobre la víctima?

 

Las agresiones sexuales son experimentadas por la víctima como un sucesos traumático que siempre producen efectos psicológicos negativos a corto plazo, y menos frecuentemente a largo plazo. Entre las consecuencias negativas más frecuentes a largo plazo encontramos:

 

  • control inadecuado de la ira
  • dificultad para sentir ternura e intimidad
  • aislamiento y dificultades interpersonales
  • dificultades en la educación de sus hijos
  • depresión
  • ansiedad
  • trastorno por estrés postraumático
  • trastornos sexuales
  • hipocondría
  • trastornos de somatización
  • trastornos de sueño
  • intentos de suicidio
  • pensamientos intrusivos relacionados con la agresión
  • evitación de estímulos vinculados al abuso
  • alteraciones de sueño
  • irritabilidad
  • dificultad de concentración
  • dificultad de sentir seguridad en las relaciones
  • dificultad en la regulación emocional

 

Se conoce que los abusos en la infancia son un factor de riesgo importante en el desarrollo de psicopatologías en la adultez. Las psicopatologías asociadas más frecuentemente al abuso son los problemas disociativos, es decir aquellos problemas vinculados al distanciamiento de la experiencia, sobretodo es común que se dé la amnesia psicógena. Como decíamos, la amnesia psicógena es un fenómeno disociativo caracterizado por la incapacidad para recordar aspectos importantes de un episodio traumático, en este caso, el abuso sexual infantil.

 

Las mujeres que en su vida padecieron abuso sexual presentan problemas médicos con una mayor frecuencia, además de un mayor consumo de fármacos, y acuden más a menudo a los servicios de salud.

 

El dolor crónico, cervical, lumbar o pélvico es otra de las problemáticas médicas más comunes en las mujeres que han padecido abuso sexual infantil.

 

El cerebro cambia con la experiencia, y un acontecimiento traumático en la infancia puede desarrollar respuestas de estrés y miedo. Los sistemas neuropsicológicos y el sistema endocrino pueden ser alterados por la ocurrencia del trauma.

 

La evitación experiencial es uno de los patrones centrales en los problemas psicológicos relacionados con el abuso sexual infantil, así como también lo es con el dolor crónico, por lo cual, parece sensato abordar estas problemáticas desde la Terapia de Aceptación y Compromiso.

 

 

¿Cómo reconocerlo?

 

Dado que el abuso sexual infantil puede traer grandes problemas en el desarrollo psicológico de la víctima, es muy importante el rol de la familia en reconocer los indicios que sugieren abuso sexual infantil para así poder ofrecer ayuda y protección al menor.

Los padres deberían estar atentos en el caso de que el menor llevara a cabo conductas sexuales impropias de su edad. También podría ser que expresara que ha tenido un juego «particular» con determinado adulto.

 

¿Cómo recuerda la víctima la experiencia de abuso sexual?

 

Es posible que no lo recuerde, tal y como decíamos antes, a veces tras acontecimientos traumáticos se puede desarrollar amnesia psicógena, como un mecanismo de defensa, olvidando así el acontecimiento traumático.

En los niños abusados a muy corta edad, puede que no sean capaces de contar la experiencia de manera narrativa por el escaso dominio del lenguaje que se tiene a tan corta edad.  Incluso sabemos que es raro que las personas recordemos nada anterior a la edad de tres o cuatro años. Pero esto no significa que la experiencia del abuso infantil no tenga influencia en el desarrollo psico-social de la víctima, ya que no todos los recuerdos son narrativos, sino que podemos adquirir otros tipos de aprendizajes -en el sentido psicológico- que pueden traer consecuencias a pesar de que no podamos explicarlos de forma narrativa. Por ejemplo se podría dar un aprendizaje que vinculara el tacto en los genitales con el miedo. En este caso, a la persona abusada se le podría desarrollar un profundo malestar en el momento de tener contacto genital, y por eso, acabar evitando tener relaciones sexuales y pareja ya en la adultez. De la misma manera, el niño victimizado de abuso sexual infantil puede desarrollar aprendizajes de otro tipo, como el rechazo a las personas por miedo a sentir que las personas cercanas en cualquier momento pueden traicionarle y utilizarle en contra de su voluntad.

¿Qué diferencias encontramos en las consecuencias de los abusos sexuales según la edad de la víctima?

 

Las consecuencias de los abusos sexuales dependen de muchos factores, pero a grandes rasgos, sabemos que las experiencias traumáticas, cuando más pronto se dan en la vida, conllevan problemas que resultan ser más inespecíficos y transversales. Por ejemplo, sabemos que en las personas de mayor edad un acontecimiento traumático tiende a desarrollar un aumento específico de la reactividad del sistema nervioso simpático al exponerse a señales asociadas con el evento traumático; es decir, si un adulto hubiera tenido un accidente en coche, podría ser que sintiera ansiedad al subirse a un coche. Por contra, parece que los acontecimientos traumáticos en los niños más pequeños, no solo hacen que aumente la reactividad en presencia de la señal específica -el coche en el ejemplo anterior-, sino que también aumenta la reactividad del sistema nervioso autónomo. Es decir, el trauma puede resultar en déficits generalizados en el desarrollo, como podrían ser retrasos por ejemplo en el desarrollo del lenguaje. El acontecimiento traumático puede limitar las conductas exploratorias del niño, la capacidad de focalizarse y aprender de las nuevas experiencias o incluso la capacidad de procesamiento de la información.