Este artículo te puede ser útil si no de terminas de estar todo lo bien que quisieras o estás realmente mal y quieres salir de esta situación. También va dirigido a los que están interesados en psicología y sobretodo en terapias psicológicas de tercera generación con especial atención a la Terapia de Aceptación y Compromiso. Comentamos brevemente cómo nos afectan cosas como la Evitación Experiencial, la Generalización y determinadas propiedades del Lenguaje.
Si en tu caso estás cansado de remedios milagro y de engaños, espero muy especialmente que te guste este artículo o vídeo.
Evitar nos puede alejar de estar bien psicológicamente
Entramos de lleno hablando de uno de los factores principales que mantiene casi todos los problemas psicológicos, y hace que el dolor no se termine de ir, e inclusos se vuelva cada vez mayor. Este es: la evitación experiencial -si te suena raro , no pasa nada, ahora lo explicamos-. Puede parecer increíble la posibilidad de aislar un único factor determinante de casi todos los problemas psicológicos, ¿verdad? Y además, esto no es charlatanería hueca para vender un remedio milagroso, sino que es algo apoyado por la evidencia empírica en multitud de estudios científicos, y uno de los elementos claves de las terapias psicológicas de tercera generación. Vamos a explicarlo brevemente, con ejemplos, sin profundizar en la teoría, para que tan pronto como sea se entienda y puedas empezar a aplicarlo como remedio para mejorar tu vida. Aunque si quieres saber un poco más sobre la evitación experiencial, lo puedes hacer en este enlace. Primero vale la pena hablar de algunos aspectos, como aclarar que sentir cierto grado de dolor emocional en determinadas situaciones es normal, incluso saludable. Más adelante iremos viendo por qué esto es así. Hay intereses que sacan beneficio de hacernos creer que el dolor emocional no es normal, que no es algo saludable, que hay que erradicarlo. Y sirviéndose de toneladas de propaganda, lo acabamos creyendo. Y aunque es terrible, también hay intereses que sacan beneficio al generarnos malestar. Es decir, para algunos, ganar dinero depende de que estemos mal. A todos nos sonará una frase que dice algo así como:
Para vender hay que crear la necesidad. ¿Podemos interpretar la sensación de necesidad como un malestar? ¿Cómo define el diccionario que algo es necesario? Primera aceptción: que debe ocurrir, hacerse, existir o tenerse para la existencia, la actividad o el correcto estado o funcionamiento de alguien o algo. Segunda acepción:[acto] Que es conveniente para la salud. ¿Que hay que hacer por ejemplo para vender cosméticos? hay que crear la necesidad de alcanzar ciertos estándares estéticos, además de equiparar estos estándares a la belleza o hacer sentir a la gente fea. En definitiva, para que el consumismo funcione, es decir, para que pasemos nuestra vida produciendo como locos para luego gastarlo en un montón de cosas que no necesitamos, es necesaria la creación ininterrumpida de falsas necesidades, para que así, estemos en un estado de semi insatisfacción permanente, haciendo girar la rueda persiguiendo un absurdo inalcanzable. Porque recordemos que necesitar es lo opuesto a estar satisfecho. La necesidad se fundamenta en la carencia. El que necesita es porque carece, porque le falta algo para estar bien. Entonces, ¿es extraño que este sistema consumista se valga de este truco que es algo así como: -¿no estás bien? entonces cómprate un helado, -¿No estás bien? entonces cómprate una crema reductora de estómago.- y a pesar de saber que no funciona acabar comprando el remedio milagroso. Además no deja de ser curioso, que en estos dos ejemplos, a un mismo mal, los remedios sean tan opuestos entre sí como fraudulentos para acabar con el malestar emocional. El helado provoca lo que la crema reductora no quita. Y al final, puede que sea cierto que no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita. Como decíamos, es muy importante saber que determinado dolor emocional es normal, y más que eso, ya que es necesario en una persona sana. El dolor nos avisa de potenciales amenazas y es parte de nuestra condición humana. Como animales estamos dotados de emociones, y cada una de ellas es una herramienta fundamental para nuestra vida. Por ejemplo, si tu pareja te maltrata, es normal que sientas dolor, como alarma para poner remedio a la situación. Las emociones son un sistema muy bueno, muy bueno, pero no un sistema infalible. Además, a este sistema le conviene más pasarse de largo que de corto, ya que nos va la vida en ello. Es decir, en una situación potencialmente amenazante, aunque haya una probabilidad muy escasa de convertirse en un peligro real, este sistema prefiere emitir la señal de alerta roja. Imaginemos que vas por el bosque y de repente ves un movimiento en los matorrales. En este caso, a tu sistema emocional le conviene más alertarte aunque solo sea un movimiento producido por el viento, puesto que si el movimiento hubiera sido producido por un depredador hambriento, y no te hubiera alertado, las consecuencias podrían ser nefastas.
Por ejemplo, ¿podrías asustarte con el rugir de un tigre, aunque este estuviera cerrado en una jaula que fuera cien por cien segura? Probablemente a tu sistema le es más oportuno el darte la señal de alarma, ya que aunque solo hubiera un uno por ciento de posibilidades de que el tigre escapara, si se diera ese uno por ciento, el tigre te mataría, y por lo tanto el sistema de las emociones no habría sido efectivo, puesto que ya no podrías propagar tus genes. Recordemos que la reproducción de los genes es el mecanismo clave de la evolución. Por lo tanto, el éxito evolutivo pasa por sentir señales de alarma incluso cuando no hay un peligro real. Además de todo esto, en nuestra especie el lenguaje hace la cosa todavía más compleja. Así que detengámonos un momento a ver porqué esto es así. El lenguaje tiene la propiedad de traer al aquí y ahora algo que no está presente. Esto es enormemente útil, y uno de los éxitos más grandes de nuestra especie. Por ejemplo, podemos explicar a un amigo qué hicimos ayer, o decirle dónde puede ir mañana a comprarse un pollo frito, o dónde está aquel río para recoger agua, o cómo defenderse del tigre. Esta propiedad del lenguaje es maravillosa, pero tiene un precio. Es decir, traer cosas del pasado y del futuro es muy útil, pero no todo lo que implica es siempre una fiesta, puesto que también podemos traer al presente cosas que hacen saltar la alarma de nuestro sistema emocional, con peligros que no están presentes. Por ejemplo: Pongamos por caso que no hay un tigre, pero… y si lo hubiera? o pongamos que tu pareja nunca te ha sido infiel, pero… ¿y si lo fuera? O que estás dando una conferencia genial, pero…¿y si toda esa gente se riera de ti? o que tienes trabajo, pero ¿y si lo perdieras? Todos tendremos la experiencia de haberlo pasado muy mal por un problema que parece solo existir en nuestra cabeza ¿cierto?. Sigamos con la explicación. Normalmente la cadena de la evitación es la siguiente: Se da determinada situación contextual -podemos, por ejemplo, volver al tigre, ya sea real, imaginado, o en una pantalla-. Entonces, sentimos dolor emocional, que podría ser: nervios, ansiedad, ahogo, sofoco, una presión en el pecho…Y como tercer elemento de la cadena, reaccionamos evitando. Repasemos la cadena:
Tigre———-dolor emocional———–evitación
Podríamos evitar por ejemplo:
1. Si viéramos al tigre en la vida real, y sintiéramos ese dolor emocional, podríamos evitar corriendo.
2. Si fuera en una pantalla podríamos evitar tapándonos los ojos.
3. Si fuera en la imaginación podríamos evitar poniendo algo de música, o distrayéndono jugando con el ordenador.
Vamos a ejemplificar esto muy brevemente con 5 casos que pueden traer problemas humanos muy graves, que aparentemente pueden parecer muy distintos entre sí, pero que en el fondo podrían estar siendo mantenidos por el mismo mecanismo de la evitación. Caso 1, problema de Obesidad: la persona siente dolor emocional por ejemplo, porque la pareja le ha dejado, o porque se siente insegura, o porque se siente sola, o cualquier otra razón. Ese dolor emocional, es una sensación de ansiedad. Siente que se le acelera el corazón y un gran vacío en su estómago. Ante este dolor emocional y estas sensaciones, reacciona evitando, y su forma de evitación es comer en exceso. Caso 2, Otros problemas de alimentación: es una persona que se mira al espejo y se ve gorda -recordemos lo comentado anteriormente sobre el consumismo, los ideales de belleza, la necesidad de generarnos malestar para que la rueda gire…-. Entonces, esta persona al mirarse en el espejo se ve verse gorda, por lo cual, siente mal estar. Para huir de ese malestar, la forma de evitación que adopta puede ser el no comer, o por lo contrario, podría ser el comer para luego, sintiéndose culpable, recurrir a otra forma de evitación de ese malestar emocional de la culpabilidad, y la forma de evitación ahora podría ser vomitar. Caso 3, Compulsión de lavarse las manos: la persona tiene por ejemplo el pensamiento de “hay gérmenes, estoy rodeado de gérmenes”. Este pensamiento intenso y repetitivo le genera malestar. Entonces, la forma de evitación de este pensamiento es lavarse las manos una y otra vez. Caso 4, Adicción: por ejemplo una persona que tiene el pensamiento “si no bebo no lo paso bien”, siente malestar y evita bebiendo. Además las sensaciones de abstinencia a la droga, entre otros síntomas, comúnmente se describen como un vacío en el estómago. Entonces, la persona al sentir el malestar producido por la abstinencia, evita ese malestar drogándose otra vez. Si eres fumador y piensas en dejar de fumar, tal vez te sea útil el desarrollo de esta explicación aplicada al tabaquismo en este vídeo. Caso 5 Timidez extrema o fobia social: la persona siente una sensación de malestar cuando habla en público, entonces evita hablar en público para evitar el malestar. Luego ya no solo evita el hablar en público, sino que cada vez sale menos a la calle, porque eso también le produce malestar, y ya ni siquiera queda con sus amigos.
En resumen, esta es la cadena:
algo en el contexto (ya sea un pensamiento o un tigre real)————>dolor emocional————>evitación
A más evitación más malestar, siempre y cuando la evitación nos aleje de aquello que nos importa.
En psicología usamos el concepto generalización y decimos que las conductas se generalizan. ¿Qué es eso? Es algo tan sencillo como que lo que tiendes a hacer en determinado contexto, y funciona, lo puedes extender a otros contextos. Por ejemplo, si para arrancar tu coche insertas la llave en el contacto, es probable que si te encuentras en un vehículo nuevo que tiene una llave y un contacto, creas que probablemente se arrancará introduciendo la llave en el contacto. Por lo tanto, la conducta “arrancar el vehículo metiendo la llave en en el contacto de tu coche” se generaliza del contexto A al contexto B. Es decir, en el vehículo desconocido, se puede dar la conducta que funcionó en en tu vehículo. Entonces, sabiendo qué es la generalización ya estamos en disposición de responder a la pregunta de ¿por qué evitamos? Por qué evitar en la mayoría de casos es adaptativo, o en otras palabras, evitar muchas veces es favorable a la vida humana. Es decir, casi siempre funciona, pero a veces no es la mejor opción en el caso del malestar emocional.
Volviendo al ejemplo del tigre, cuando aparece el animal, sentimos una reacción emocional aversiva, y tendemos a reaccionar huyendo o evitando al tigre. Lo cual está genial para seguir vivos.
Decíamos que: las conductas se generalizan, que es mejor que nuestro sistema emocional se pase de largo que de corto, y que el lenguaje puede traer al momento presente lo que no lo está. Entonces, cómo es útil evitar en la situación del tigre, es probable que evitemos también cuando la amenaza esté solo en la imaginación o no sea una amenaza real.
¿Cuál es la solución definitiva para el bienestar? Dejar de evitar cuando eso nos aleja de la vida que queremos vivir. ¿Y como se hace? Hay que identificar cuales son las formas de evitación que estamos empleando y nos alejan de nuestros objetivos. Como hemos visto, las formas de evitación pueden ser muy distintas, desde comer, a drogarse, a no salir, a pensar mucho, a distraerse, a escuchar música, a taparse los ojos, a vomitar…Se trata de exponerse al dolor emocional normal que trae la vida, para así no convertir ese dolor normal en algo patológico. Normalmente cuando estás mal, la gente de tu entorno, con la mejor intención, te dice cosas como: “tienes que distraerte” o tienes que olvidarlo o cosas por el estilo, y esta no es la solución. Sino que la solución es hacer aquello que te acerca a lo que quieres.
El mensaje que casi toda la vida hemos escuchado es: “tienes que estar bien para actuar bien”, y es al contrario: tienes que actuar bien para estar bien.