En este artículo, exploraremos diversas estrategias de psicología positiva que puedes implementar en tu vida diaria. ¿Estámos listo?
¡Vamos allá!
Un poco de historia sobre el surgimiento de la psicología positiva
¿Te has preguntado alguna vez porqué a veces no puede dar la sensación que la psicología parece centrarse en los padecimientos?
Es decir, podría darnos la sensación que este apasionante campo gira en torno a cómo pasar de “estar mal” a “estar normal”?
La psicología, como la conocemos hoy, ha recorrido un largo camino desde sus inicios. Durante mucho tiempo, la psicología se centró en los aspectos negativos de la experiencia humana, como la enfermedad mental y la disfunción. Pero, ¿qué pasaría si en lugar de centrarnos en lo que está mal, nos enfocáramos en lo que está bien? Esta es la pregunta que llevó al nacimiento de la psicología positiva.
La psicología positiva nació oficialmente en 1998, cuando el Dr. Martin Seligman, durante su mandato como presidente de la Asociación Americana de Psicología, propuso un cambio de enfoque. En lugar de centrarse únicamente en tratar enfermedades mentales, Seligman sugirió que la psicología debería centrarse también en promover aspectos positivos de la experiencia humana, como la felicidad, la gratitud y el amor. Este fue un cambio radical en la forma en que se entendía la psicología.
Pero, ¿qué llevó a Seligman a proponer este cambio? La respuesta se encuentra en una historia personal. Seligman, conocido por su trabajo en la teoría del aprendizaje y la indefensión aprendida, se encontró un día con su hija en el jardín. Seligman, frustrado con el comportamiento de su hija, la regañó. A lo que su hija respondió que si ella había podido dejar de lloriquear, como él le había pedido, él también podía dejar de ser un gruñón. Este incidente llevó a Seligman a reflexionar sobre la importancia de centrarse en las fortalezas y virtudes, en lugar de los defectos y debilidades.
A partir de ahí, Seligman y otros psicólogos comenzaron a investigar y desarrollar la psicología positiva. Empezaron a estudiar conceptos como la felicidad, la gratitud, el optimismo, las fortalezas personales, las relaciones positivas y el sentido de la vida. A través de su investigación, descubrieron que centrarse en estos aspectos positivos podía mejorar la calidad de vida y promover el florecimiento humano.
Desde entonces, la psicología positiva ha crecido y se ha desarrollado enormemente. Hoy en día, se utiliza en una variedad de contextos, desde la terapia y el coaching hasta la educación y el lugar de trabajo. A través de su enfoque en lo positivo, la psicología positiva nos ofrece una visión más completa y equilibrada de la experiencia humana.
Así que, la próxima vez que te encuentres centrado en lo negativo, recuerda la lección de la psicología positiva: también hay mucho que celebrar y apreciar en la vida. Y, como siempre, si necesitas ayuda para encontrar el lado positivo, no dudes en buscar el apoyo de un profesional. Después de todo, todos podríamos usar un poco más de positividad en nuestras vidas.
Ya sabes explicar qué es y cómo surge la psicología positiva, y resumiendo un poco, es una rama de la psicología que se centra en el estudio y promoción de aspectos positivos de la experiencia humana, como la felicidad, la gratitud, la resiliencia, el optimismo, el sentido de la vida, las relaciones saludables y el bienestar personal y social.
Vale, ahora ya sabes un poquito del contexto. Y si quieres saber aplicar las 30 estrategias sigue leyendo.
Ahí van las 30 Estrategias de la psicología positiva que puedes empezar a aplicar desde hoy
La gratitud:
La gratitud es un poderoso catalizador para el bienestar. Consiste en reconocer y apreciar las cosas buenas que suceden en nuestra vida. Una estrategia simple para cultivar la gratitud es mantener un diario de gratitud, donde anotes diariamente tres cosas por las que te sientes agradecido.
El optimismo:
El optimismo es una actitud de esperanza y confianza en el futuro. Los optimistas tienden a ver los desafíos como temporales y superables, y a considerar los fracasos como oportunidades de aprendizaje. Para cultivar el optimismo, puedes practicar la reestructuración cognitiva, que implica identificar y desafiar pensamientos negativos y reemplazarlos por pensamientos más positivos y realistas.
La autocompasión:
La autocompasión implica tratarte a ti mismo con amabilidad y comprensión, especialmente en momentos de dificultad o fracaso. Para fomentar la autocompasión, puedes practicar la meditación de autocompasión, que te ayuda a desarrollar una actitud más amable y compasiva hacia ti mismo.
Las relaciones positivas:
Las relaciones saludables y significativas son una fuente importante de felicidad y bienestar. Para fortalecer tus relaciones, puedes practicar la escucha activa, expresar aprecio y gratitud hacia los demás, y dedicar tiempo de calidad a las personas que te importan.
El sentido de la vida:
Tener un sentido de propósito en la vida está asociado con una mayor satisfacción y bienestar. Para descubrir y cultivar tu sentido de la vida, puedes reflexionar sobre tus valores, pasiones e intereses, y buscar formas de alinear tus acciones diarias con ellos.
La resiliencia:
La resiliencia es la capacidad de recuperarse de las adversidades y adaptarse a los cambios y dificultades. Para desarrollar la resiliencia, puedes practicar estrategias de afrontamiento positivo, como buscar apoyo social, cuidar de tu salud física y mental, y mantener una perspectiva optimista.
La atención plena:
La atención plena, o mindfulness, implica prestar atención al presente de manera intencional y sin juicio. La práctica regular de la atención plena puede ayudarte a reducir el estrés, aumentar la concentración y mejorar tu bienestar emocional.
El autocuidado:
El autocuidado es esencial para mantener un buen estado de salud física y mental. Esto puede incluir actividades como hacer ejercicio regularmente, mantener una dieta equilibrada, dormir lo suficiente, practicar la relajación y dedicar tiempo a actividades que disfrutes.
La autenticidad:
Ser auténtico significa ser fiela ti mismo, vivir de acuerdo con tus valores y expresar tus verdaderos sentimientos y pensamientos. La autenticidad puede fomentar la autoaceptación, la autoestima y las relaciones saludables.
El juego y la diversión:
El juego no es solo para niños. Los adultos también pueden beneficiarse de la alegría, la creatividad y la relajación que proporciona el juego. Ya sea a través de juegos de mesa, deportes, baile o arte, el juego puede ser una excelente estrategia para aumentar la felicidad y reducir el estrés.
La generosidad:
Ayudar a los demás no solo beneficia a quienes reciben, sino también a quienes dan. La generosidad puede mejorar tu estado de ánimo, reducir el estrés y promover un sentido de conexión y propósito.
El aprendizaje continuo:
Aprender algo nuevo puede ser una fuente de satisfacción y autoeficacia. Ya sea aprender un nuevo idioma, una nueva habilidad o simplemente ampliar tus conocimientos sobre un tema de interés, el aprendizaje continuo puede contribuir a tu crecimiento personal y bienestar.
La meditación:
La meditación es una práctica que puede ayudarte a cultivar la atención plena, reducir el estrés y mejorar tu bienestar emocional. Existen diversas formas de meditación, como la meditación de atención plena, la meditación trascendental y la meditación de amor y bondad.
Por cierto, si todavía no has empezado a meditar, o si quieres meditar utilizando meditaciones guiadas, aquí te dejo algunos audios gratuitos que te servirán de guía.
La visualización positiva:
La visualización positiva implica imaginar situaciones o resultados positivos. Esta estrategia puede ayudarte a mantener una actitud positiva, aumentar tu motivación y mejorar tu rendimiento en diversas áreas de tu vida.
El perdón:
El perdón puede liberarte de los sentimientos de resentimiento y amargura que pueden surgir de las ofensas y heridas pasadas. Practicar el perdón puede promover la paz interior, mejorar tus relaciones y aumentar tu bienestar emocional.
La aceptación:
La aceptación implica reconocer y aceptar la realidad tal como es, incluso cuando es difícil o dolorosa. La aceptación puede ayudarte a manejar el estrés, reducir la resistencia emocional y promover la paz y el bienestar.
El humor:
El humor puede ser una poderosa herramienta para manejar el estrés, mejorar el estado de ánimo y promover la resiliencia. Ya sea a través de chistes, comedias o simplemente no tomarse las cosas demasiado en serio, el humor puede aportar ligereza y alegría a tu vida diaria.
La creatividad:
La creatividad puede ser una fuente de satisfacción, expresión y crecimiento personal. Ya sea a través del arte, la escritura, la música, la cocina o cualquier otra forma de expresión creativa, la creatividad puede enriquecer tu vida y aumentar tu bienestar.
La conexión con la naturaleza:
Pasar tiempo en la naturaleza puede tener numerosos beneficios para la salud física y mental, como reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y promover la relajación.
La práctica de la bondad:
Realizar actos de bondad, ya sean grandes o pequeños, puede mejorar tu estado de ánimo, aumentar tu satisfacción con la vida y promover un sentido de conexión con los demás.
El establecimiento de metas:
Tener metas claras y significativas puede proporcionarte dirección, motivación y un sentido de propósito. Al establecer y perseguir metas, puedes experimentar un sentido de logro y progreso en tu vida.
La reflexión personal:
La reflexión personal puede ayudarte a entender mejor tus pensamientos, sentimientos y experiencias. Esto puede proporcionarte valiosos insights y ayudarte a tomar decisiones más informadas y conscientes.
La celebración de logros:
Celebrar tus logros, grandes o pequeños, puede aumentar tu autoestima, motivación y satisfacción con la vida. Esto puede ser tan simple como tomarte un momento para reconocer y apreciar tus esfuerzos y logros.
La práctica de la paciencia:
La paciencia es una virtud que puede ayudarte a manejar el estrés, afrontar los desafíos con calma y mantener una actitud positiva incluso en situaciones difíciles.
La práctica de la empatía:
La empatía, la capacidad de entender y compartir los sentimientos de los demás, puede mejorar tus relaciones, promover la comprensión y la conexión, y enriquecer tu experiencia emocional.
La práctica de la asertividad:
La asertividad es la habilidad de expresar tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera respetuosa y efectiva. La asertividad puede ayudarte a establecer límites saludables, resolver conflictos y mejorar tus relaciones.
La práctica de la autodisciplina:
La autodisciplina, la capacidad de controlar tus comportamientos y acciones para alcanzar tus metas, puede ser una herramienta poderosa para el crecimiento personal y el logro de tus objetivos.
La práctica de la gratitud:
La gratitud, el reconocimiento y aprecio por las cosas buenas en tu vida, puede aumentar tu felicidad, reducir el estrés y mejorar tu salud física y mental.
La práctica de la meditación mindfulness:
La meditación, una práctica de concentración y relajación, puede ayudarte a reducir el estrés, mejorar tu concentración y promover un sentido de paz y bienestar.
Si todavía no sabes cómo llevar a cabo tu práctica meditativa, aquí puedes aprender a meditar con este vídeo que explica todo lo necesario para que puedas meditar de la forma correcta.
Estas son solo algunas de las muchas estrategias de psicología positiva que puedes implementar en tu vida diaria. Recuerda, la clave es encontrar las estrategias que funcionen mejor para ti y practicarlas de manera consistente. Con el tiempo, estas prácticas pueden convertirse en hábitos que promueven tu bienestar y enriquecen tu vida.