«A veces somos muy valientes al permitirnos ser cobarde»
¿Qué es la evitación experiencial?
La evitación experiencial consiste en tratar de evitar ciertos pensamientos, sensaciones y emociones desagradables por no estar dispuesto a experimentarlos.
¿La evitación es siempre mala?
No, evitar es un recurso adaptativo. Es Algo de lo que nos ha dotado la naturaleza en favor de la supervivencia. Por lo tanto, muchas veces evitar es adecuado para nuestro bienestar.
Algunas veces esta es una buena solución. Por ejemplo, si estás sentado en un banco y empiezas a sentir un olor desagradable, puede que notes ciertos estados internos aversivos o desagradables, como podrían ser inquietud, mala onda, maldecir en pensamientos como: «asco de parque, todo da pena»… Entonces, es posible que pudieras evitar todas esas sensaciones y pensamientos desagradables simplemente cambiando de banco, por lo tanto, probablemente cambiar de banco sería una buena opción, ya que estarías evitando la experiencia desagradable con el coste insignificante de cambiar de banco.
¿Cuándo es dañina la evitación experiencial?
A veces, el costo por evitar sentirnos mal es muy alto, porque evitar implica hacer cosas que puede que nos hagan sentir mejor a corto plazo pero que se vuelven muy dañinas a largo plazo.
Para simplificarlo en una regla yo lo haría así:
La evitación es mala cuando el daño derivado de evitar es mayor al daño inicial
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Puede ser que acabemos evitando demasiado, de manera que esto nos aleje de lo que realmente valoramos como importante para nuestra vida.
Vamos a dar algún ejemplo para que se entienda mejor, aunque si eres fumador y estás pensando en dejar de fumar, seguramente te será útil este ejemplo.
Imaginemos que un día preguntaste una dirección por la calle y tartamudeaste. Entonces eso te hizo sentir mucha vergüenza. Otro día, vas por la calle y necesitas saber qué hora es, vas a preguntar a alguien que cruza, pero en ese momento recuerdas aquella vez que preguntaste una dirección y tartamudeaste, lo cual te produjo una enorme vergüenza; entonces, esta vez decides evitar preguntar la hora para no sentir todas esas emociones desagradables. Otro día vas al cine, y prefieres pedirle a tu acompañante que se encargue él de comprar las entradas, a ti ya no te gustar hablar con desconocidos, incluso empiezas a salir menos de casa para evitar encontrarte en situaciones en las que tengas que hablar con extraños. Y ya ni hablemos de ese cargo en el trabajo que era tan importante para ti, pero que rechazas porque implica hablar con desconocidos continuamente.
La realidad es mucho más sutil que este ejemplo, pero este tipo de desarrollos suceden a menudo.
La Evitación Experiencial puede ser considerada como el factor más importante en el desarrollo y el mantenimiento de diversos trastornos psicológicos
¿Qué pasaría si en vez de evitar hablar, tu forma de evitación fuera beber? ¿Cuál sería el trastorno?
Si cada vez que fueras a hablar con alguien, sintieras esa timidez y decidieras tomar una copa antes, podrías desarrollar alcoholismo.
¿Cuál es la alternativa a la evitar lo que experimentamos en nuestro cuerpo y nuestra mente?
La aceptación. Como ya dijimos y seguiremos diciendo, el truco es aceptar los pensamientos, emociones y sensaciones negativas que nos encontremos por el camino que nos dirige hacia lo que nos importa.
Si quieres profundizar más en el concepto de aceptación, puede que te interese este vídeo sobre la aceptación para superar la ansiedad, o incluso mejor, este otro que no va solo enfocado a las aceptación, sino que emociones dirigido a la superación de emociones y pensamientos negativos.
Más adelante desarrollaremos más este concepto, explicando los motivos de la evitación y cómo podemos encontrar otras alternativas.