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¿Por qué fumas?

Puede que empezaras a fumar por muchos motivos diversos, puede que te guste, puede que te relaje, que te haga compañía en los momentos difíciles, que lo uses para tener algo que hacer en los ratos de descanso, puede que te despeje y te ayude a pensar, puede incluso que te sirva para revelarte contra algo… Es cierto que todos estos factores pueden estar jugando un papel, pero asumámoslo, la nicotina es una droga muy poderosa y uno de los principales motivos por los que fumar es  la adicción.

Puede ser que fumes para evitar ciertas experiencias desagradables como:

Ansiedad, nerviosismo, inseguridad en situaciones sociales…

O más aún, para evitar las sensaciones del síndrome de abstinencia que genera el propio tabaco. Hay síndromes de abstinencia muy vistosos como el del alcohol, o el de la heroína, que van acompañados de temblores, sudores, alucinaciones, y pueden ser tan intensos que pueden incluso llevar a la muerte a la persona. Pero las sensaciones de abstinencia relacionadas con el consumo de tabaco -para ser más exactos, con la nicotina- son más sutiles, tanto, que incluso pueden no ser identificados como consecuencia de la abstinencia. Pueden ser cosas como:

  • Irritación
  • Cansancio
  • Ansiedad
  • Inseguridad
  • Sentirse deprimido
  • Sensación de hambre o un vacío en el estómago
  • Un hormigueo en la lengua

Cuando se encienden estas sensaciones que son indicadores de que están bajando los niveles de nicotina, puede aparecer un mensaje en tu cerebro como:

“necesito un cigarro”

O incluso, podría ser que sacaras un cigarro del paquete y lo encendieras sin ni siquiera darte cuenta.

Tal vez esa sutileza del mecanismo sea una de los recursos más poderosos que tiene esta droga para engancharnos. Ya que no nos solemos dar cuenta de todo esto, y si lo hacemos, es cuando ya estamos totalmente enganchados.

Pero esto tiene una parte buena que veremos después.

 

¿Cómo dejar de fumar?

Muchos fumadores fracasan porque dejan de fumar como si se estuvieran perdiendo algo, como si perdieran a un amigo. Y entonces la dificultad es doble, porque no solo se tienen que enfrentar a dejar de fumar, sino que también a la pérdida de un hipotético amigo. Pero, ¿puede ser que pareciendo un amigo, solo fuera un enemigo disfrazado? Es cierto que el fumar te quitaba un dolor, pero solo te quitaba el dolor que el mismo fumar te causaba.

¿Considerarías  amigo a alguien que te hace daño y luego te cose las heridas que él mismo te ha hecho?

Solo apaga los síntomas de abstinencia que él mismo crea. Además, te está produciendo unos daños que no va a curarte, como son los daños físicos a tus pulmones, cuello, garganta, cerebro… También es responsable de otros daños en tu vida, que tal vez parecen más residuales, como el dejar de hacer deporte, o dejar de estar en una reunión con amigos por tener que ir a fumar,  tener menos energía y vitalidad en tu día a día, sueño menos reparador, ahogos, mocos, tos, mal aliente, mal aspecto, mal olor…

Ahí va la parte buena de la sutileza de la abstinencia del tabaco, y es que te puedes enfrentar a ello sin más riesgo que el padecer cierto mal humor, nerviosismo, consocio… y lo mejor es que dura muy poco. La máxima intensidad probablemente la sentirás durante la primera semana. Después del primer mes habrás hecho un avance enorme, y todas estas sensaciones, probablemente serán mucho más leves apareciendo solo en momentos puntuales y todos los efectos beneficiosos de haberlo dejado serán muy notables, como por ejemplo: respirar mejor, sentirte más vital, enérgico, con mejor aspecto… Y sobre todo, tendrás la satisfacción de estar consiguiendo tus objetivos, y te estarás haciendo más fuerte andando hacia donde tú quieres. Estando más cerca de lo que tu consideres valioso, ya sea mantener tu salud, ser un buen ejemplo para tus hijos, o cuales sean tus metas.

 

Es como si tú ahora mismo estuvieras en el principio de este recorrido, y al otro lado de la flecha estuviera tu objetivo, que es dejar de fumar. Con todas las cosas que son valiosas para ti y que van asociadas a esto. Llevas montón de tiempo en este punto, en el principio del camino,  y quieres llegar al otro extremo, al vértice de la flecha. El caso es que  hay un pantano apestoso en la mitad del camino, que contiene: la ansiedad, el mal humor, el nerviosismo, la inseguridad y todo lo que te produce la abstinencia.

Y estando donde estás, tienes dos opciones: Una es quedarte ahí  y renunciar a todo lo bueno que está al final del camino,  y así no tendrás que cruzar el charco.

La otra opción es atravesar el charco e ir a por todo lo que quieres, mejor salud, mejor ejemplo para tus hijos,  mejor aspecto, más dinero y todo eso que quieres conseguir.

                                                                                                                                                                                                 ¿Qué elijes?

 

 

¿Cómo puede ayudarte un psicólogo?

 

Puede informarte, mostrarte algunas técnicas que pueden ser efectivas, como  por ejemplo la hipnosis o la meditación, y  trazar conjuntamente contigo el plan para dejarlo.  Algo así como un entrenador personal  que te ayuda a establecer tus rutinas, controlarte, fortalecer tu decisión y asegurarte de que sigues por buen camino

 

¿Y si todo esto no es suficiente?

También hay disponible ayuda farmacológica. Desde tratamiento sustitutivo de nicotina a otros tratamientos como la Vareniciclina (comercializado como Champix) y el Bupropion (ZynTabac). Estas drogas se administran con receta, así que para recurrir a ellas tendrías que consultar con tu médico.

¿Los tratamientos sustitutivos de nicotina son más efectivos que los tratamientos psicológicos para dejar de fumar?

No. En tratamientos farmacológicos de sustitución de nicotina se consigue que después de un año permanezcan sin fumar alrededor de un 9,3% de los usuarios. El porcentaje de éxito después de un año con el tratamiento psicológico de la Terapia de Aceptación y Compromiso es de alrededor del 30% con solamente 7 sesiones. Por lo tanto la Terapia de Aceptación y Compromiso es el mejor tratamiento para el tabaquismo disponible hasta la fecha (véase Fiore et al. 2000).

Los porcentajes no son muy alentadores, por lo tanto, si no dejas de fumar a la primera, no es un fracaso, sino que es parte del proceso.

Sabemos que tras cada intento de dejar de fumar, aumenta la probabilidad de que la próxima vez que lo intentes sea la definitiva.

También puede ser una opción combinar el tratamiento farmacológico con el tratamiento psicológico.

Dejar de fumar con la Terapia de Aceptación y Compromiso

Al dejar de fumar con la Terapia de Aceptación y Compromiso, además de ser útil para abordar el motivo principal por el que se acude a consulta psicológica, se ofrece a la persona la posibilidad de fortalecer que los valores personales sean lo que guíen las acciones de la persona en su vida.

La Terapia de Aceptación y Compromiso es uno de los enfoques terapéuticos que más atención ha recibido en los últimos años, habiéndose aplicado a un gran número de problemas psicológicos formalmente tan dispares como ansiedad, depresión, esquizofrenia, dolor crónico, o abuso de sustancias.